viernes, 9 de enero de 2009

ASADO DE CABRITO CON FALSOS BOLETUS EDULIS





INGREDIENTES:
un cabrito ( con perdón)
patatas ( falsos boletus)
champiñon salvaje
ajo, tomillo, aceite de oliva virgen extra del bajo aragón (AOVEBA)

PROCEDIMIENTO:
En un recipiente de barro grande, tipo paellera, ponemos el cabrito troceado: las dos piernas, las dos paletillas y los costillares, previamente lo sazonamos con sal y pimienta recién molida.

Lo regamos con un poco de aceite de oliva virgen extra y ponemos en el recipiente un vaso de agua, para evitar que se reseque.
Machacamos los ajos y el romero en un mortero con un poco de sal.
Cuando esté todo bien machacado añadimos el aceite virgen extra y lo mezclamos bien.
Pintamos el cabrito una primera vez con esta mezcla. Reservamos parte de la mezcla, para una segunda "pintada"
Mientras vamos calentando el horno a 180º durante unos 10 minutos.
Metemos el cabrito y lo tenemos asándose durante una hora y media.
Pasado este tiempo lo sacamos y le damos la vuelta, volvemos a pintarlo con el majado del mortero.
Lo metemos otra vez y lo tenemos otros 40 minutos.
Cuando falten unos 20 minutos añadimos unos champiñones salvajes y unos falsos boletus edulis previamente confitados en aceite a baja temperatura, los falsos boletus son patatitas con forma de boletus ( aqui puedes ver como se hacen).
Antes de sacarlo lo gratinamos subiendo el horno a unos 220 grados durante 5-6 minutos, para que quede crujiente
Es importante que el recipiente de barro siempre tenga un poco de agua. Si se consume le añadimos más.

La carne de cabrito corresponde a las especies más jóvenes del ganado caprino. En función de la edad y de la alimentación del animal, se distinguen el cabrito lechal y el cabrito pascual. La carne más tierna y sabrosa es la que se obtiene del primero, más joven y alimentado exclusivamente con leche, a diferencia del cabrito pascual. Éste se alimenta también de pasto, lo que repercute en la calidad de su carne. Por lo tanto, el precio y la calidad disminuyen con la edad y el tamaño del animal.
La carne de cabrito lechal es tan jugosa gracias a su contenido en grasa, concretamente de un 7%. Esta, sin embargo, es muy fácil de eliminar antes o después de cocinar, ya que se acumula alrededor de las vísceras y debajo de la piel. De esta forma, se reduce considerablemente el aporte de grasa saturada, colesterol y calorías. En cambio, la carne de cabra (del animal adulto) contiene el doble de grasa que el cabrito lechal y resulta más dura y menos sabrosa, por lo que su consumo está poco extendido.
Si el cabrito se compara con otras carnes como la de cordero (con aproximadamente el 15% de grasa), se observa que la primera tiene hasta la mitad de lípidos que la de un cordero de su misma edad. Sin embargo, comparado con otras carnes como la de pollo (menos del 4%), su aporte de grasas y calorías es más elevado. A pesar de ser una carne claramente con más cantidad de lípido que la del pollo o la de ternera, comerla no presenta ningún inconveniente si se consume esporádicamente y se controla la cantidad. Sólo en dietas con restricción de grasa para tratar obesidad o trastornos digestivos (hernia de hiato, dispepsia, gastritis o úlcera) conviene reducir su consumo.

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